domingo, 8 de marzo de 2009

RR.HH.

-Señor Tontús, tendrá que explicármelo otra vez, soy incapaz de entenderlo.

-Verá doctor Pómez, es muy sencillo. La ampliación horaria que ha solicitado ha tenido el visto bueno de la dirección médica y será efectiva en cuanto firme este papel, puro formulismo, ya sabe.

-Será un puro formulismo pero quiero volver a repasarlo.

El señor Tontús puso un gesto de irritación y se dispuso a explicar otra vez al doctor Pómez las características del acuerdo.

-Me dice que han accedido a mi solicitud de ampliación horaria. Eso conlleva un aumento de salario por ese concepto. Y para acceder a ese complemento he de renunciar al 60% del mismo. Así trabajaré 40 horas a la semana y cobraré menos de lo que estoy cobrando ahora con 35 horas. Mi ampliación horaria les sale redonda señor Tontús.

-Doctor Pómez no puedo creer lo que estoy oyendo. Todo serán ventajas para usted, si no accede estará perdiendo una gran cantidad de dinero al año. No entiendo que no le interese.

Al doctor Pómez se le estaban hinchando las narices y eso no era bueno.

-Pues sigo sin entenderlo señor Tontús. Y eso que hago esfuerzos. Yo de matemáticas no entiendo, sólo soy un médico, pero las cuentas no me salen.

-Desde luego lo que he visto en este hospital no lo he visto en ninguna parte-dijo el señor Tontús.

El señor Tontús era el flamante director de recursos humanos del hospital, antes conocido como jefe de personal.

-No me extraña señor Tontús. Pasar de jefe de personal de la embotelladora de bebidas Tonta-Cola S.A, a un hospital universitario es un salto cualitativo.

-Doctor Pómez mi trabajo anterior no tiene nada que ver con este ni con lo que estamos discutiendo aquí, faltaría más.

El doctor Pómez ya tenía el apéndice nasal del volúmen de un pestículo de toro.

-Señor Tontús, acaba usted de estrenarse en este hospital. Me dice que lo que ha visto aquí en el breve tiempo en el que ejerce como jefe de personal, huy perdón, de Director de RR.HH., no lo ha visto nunca. Claro, no es lo mismo una planta embotelladora que un centro sanitario y lo entiendo. Los médicos hospitalarios no sabemos de beneficios empresariales. Es normal, no tratamos con botellas. Sin embargo le diré una cosa, aunque esté sorprendido de lo que aquí ve, yo ya he visto varios jefes de personal pasar por este despacho.

El moreno adquirido sin dificultad en múltiples campos de golf por el señor Tontús palideció mientras un rictus desencajaba su falsa sonrisa. Antes de que pudiera responder al doctor Pómez, éste se levantó y salió del despacho.

El doctor Pómez pensó en hacer un canutillo con la propuesta del seños Tontús y remitírselo para que, metiéndoselo convenientemente por un orificio ad-hoc, se pudiera hacer una autocolonoscopia. Pero lo pensó mejor y se limitó a esperar que el tiempo y la incompetencia del señor Tontús pusieran todo en su lugar.

El señor Tontús, sin motivo ni razón, dejó de saludar al doctor Pómez.

El doctor Pómez vivió mejor a partir de entonces. No ampliar su horario le supuso mejorar su vida.

El señor Tontús, después de múltiples enfrentamientos con las personas del hospital, fue reclamado a un puesto de mayor enjundia en otro centro sanitario. Como todos los mandos del hospital cayó hacia arriba contraviniendo las leyes de la gravedad y como era una persona educada se despidió de los médicos del hospital.

Bueno, de casi todos...


Dedicado a Ludwig.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué barbaridad, como osa el Dr. Pomez contradecir, que digo! cuestionar un tema tan claro, si es de manual, que así se lo explicaron a Tontús en ese master bussines aflereichons de fidnis!

Tiene ud razon, lo que debiera ser la noble tarea de los recursos humanos,en su vertiente de organización, motivación, etc es cada ve menos "humana" y recuerda cada vez más la película "tiempos modernos".
Su relato me ha hecho recordar la anécdota de las regatas entre españoles y japoneses, que no copio aquí por extensa, pero he colgado en el foro.
Gracias por sus relatos

jmdedosrius dijo...

Fijese en como habría cambiado la historia de la ciencia si en vez de manzanas hubieran caído jefes de RRHH sobre Newton, como caen hacia arriba nunca hubiera descubierto sus famosas leyes y hoy sería un perfecto desconocido, de donde se deduce que una manzana es mucho más importante de lo que parece, incluso más que los jefes de RRHH.
Salud y gracias a usted por leerlos.

Unknown dijo...

De piedra me he quedado al ver la dedicatoria del final de tu escrito.
Escrito que, por cierto, me ha recordado la escuela filosófico-etica en la que trabajo y me formo.

Nunca me había planteado la posibilidad de que la gravedad pueda tener efectos inversos.
Y eso que lo he visto con frecuencia.

Supongo que hay que ser como Newton, capaz de establecer leyes al fijarse en un hecho casual.

Yo veo hechos, pero soy incapaz de inducir leyes a partir de éstos.

Un saludo, Jmdedosrius.
Y gracias por la dedicatoria.

Anónimo dijo...

"Jefes o Cargos gato", los llamo yo, porque esta panda de .... Siempre caen de pié, hincando las uñas firmemente sobre los pescuezos de cualquiera que puedan parasitar. Masterizados y marketizados muy suficientemente preparados e idiotizados de las nuevas tendencias laborales para las empresas del hoy y del ¿mañana?, al servicio del feudal de oficina a quién comerle el nabo y "desnatar" en propio y rastrero beneficio, y a quién poder apuñalar con mucha inquina para borrarlo del horizonte en sus escalas coprófagas.
Osea
De lo que se fomenta hoy en día, vía Amaricona del norte y su puta globarización.
Un abrazo con perdón

jmdedosrius dijo...

Don Luis, mi dedicatoria estaba más que justificada. Mis conocimientos sobre el tema no son tan vastos como los suyos. Soy un simple aprendiz y me nutro de su experiencia. Da igual si trabajamos como peones camineros o de embotelladores de Tonta-Cola, siempre habrá un toca-RRHH que inflará nuestros pestículos.
Salud, maestro.

jmdedosrius dijo...

Don Fernando, le veo especialmente sensible sobre el tema. Y no, no pida usted perdón, no los está insultando, tan sólo los define.
Un abrazo fuerte.
Salud.

Nandín dijo...

En poco más de mis veinte años laborales por donde he pasado por varias empresas, casi todas del metal (Mal del eventual, lo llamo), sólo conocí a uno de estos que además de pisicólgo, era majo y sincero.
Fíjese si era inteligente, que se marchó de la empresa cuando vió qué tipo de casa de citas era aquel engendro. He de decir que, y para no faltar a toda la verdad, se marchó a otro sitio mejorando empleo y sueldo...ejem...

jmdedosrius dijo...

Afortunadamente siempre hay excepciones que, por otra parte, ponen en evidencia a estos especímenes Don Fernando.
Salud.